Son materiales cuya resistencia al paso de la electricidad es muy baja. Los mejores conductores eléctricos son metales, como el cobre, oro, hierro, aluminio y sus aleaciones. También existen otros materiales no metálicos que también poseen la propiedad de conducir la electricidad, como el grafito o las disoluciones y soluciones salinas, por ejemplo, el agua de mar o cualquier material en estado de plasma.